
Sueña, recuerda, vive. Miércoles de Ceniza en Baena.
Podrían ser otros verbos, pero el verbo siempre nos conduce a la vida.
SUEÑA con una Semana Santa deseada, definida por el respeto a la tradición y a la fe verdadera.
RECUERDA a quienes tanto debemos ser lo que somos. Nunca podemos perder nuestras raíces, pese a que la novedad pueda desviarnos del camino y crearnos una visión de modernidad adaptada a lo que llaman nuevos tiempos. La corrección es necesaria, pero no la ruptura. La Semana Santa de Baena es hoy porque defendió su tradición, su peculiaridad ante la oficialidad eclesiástica y administrativa. Y así se consolidó y logró mantener su idiosincrasia.
VIVE unas semanas únicas para todo baenense. Incomprensibles para muchos, savia para nosotros.
Lo decía en 2015. Plenitud para el baenense. Semana Santa única. Judío del que emanan rasgos diferenciales. Cromatismo esencial. Trajecillos blancos y extintos morados. Blanco y negro. Rojo y morado.
Misereres y procesiones.
Figuras bíblicas, hermanos de andas y penitentes de luz. Dramaturgia procesional. Bailes espasmódicos, abrazos, prendimientos y sermones.
Clasicismo romano.
Suena el tambor de chillones y el ronco. Se oyen cornetas afinando notas. Y, siempre, la cuadratura de las iglesias: San Francisco, Nuestra Señora de Guadalupe, Santa María y Santa Marina.
Caminemos hacia la Resurrección.